Fenómeno Filomena

Es increíble como un fino abrigo blanco es capaz de cambiar por completo el paisaje, emocionar y despertar las ganas de pasar un día en la nieve. Mientras la borrasca invernal Filomena paralizaba gran parte del país, en el Alto Palancia se mostró mucho más simpática y dejó caer los copos de nieve en su medida justa.

Sharíqua y la finca quedaron así:

 

Metedura de pata

Si un día te encontraras con un precioso pato en el patio de tu casa, ya sería todo un suceso. Sin embargo, si coincide que justamente unas pocas horas antes te has comido un congénere suyo, el caso coge tintes tragicómicos… Pero vamos paso a paso con ese pato…

  

Nuestro protagonista fue visto por primera vez el día de Navidad, paseando tranquilamente por la terraza de Sharíqua. Un bonito e imponente pato criollo, también llamado pato real o Cairina moschata sylvestris. No parecía buscar alojamiento, pero sin duda le “a-pato-cía” un buen descanso con vistas.

 

Así que saltó a la barandilla, se encaró hacía el pueblo y dejó brillar al sol  su vistoso plumaje blanquinegro con toques verdes metalizados. Un poco de cuidado del plumaje, algo de pedicura, cambio de posturas, agitación de alas, meditación. No cabía duda, el animal estaba a gusto. Momento que aprovechamos para unas primeras investigaciones en internet -se confirmaba que era chica- y llamadas a vecinos, potenciales poseedores de anátidas.

Rápidamente dimos con un posible dueño que sin embargo no podía venir hasta el día siguiente para ver a la fugitiva. Y ahí se nos cayó el mundo encima. No por la tardanza del potencial dueño, sino por un posible error fatal. ¿Y si Sylvestris había escapado de un destino similar a nuestro pato emplatado y habíamos avisado a su dueño y con ello dictaminado su sentencia de muerte? Pero qué metedura de pata. Imágenes del pavo de Obama, del ganso navideño Auguste del cuento de Friedrich Wolf, de las tristes navidades de Dagobert Duck, alias Tío Gilito… nos nublaron la mente.  Mientras la pobre Sylvestris disfrutaba de la puesta de sol totalmente desprevenida, no sólo nos reconcomían por dentro los recuerdos de nuestra cena la noche anterior, sino también estábamos aterrorizados por el futuro de nuestro huésped plumoso.

Qué queréis que os digamos: Entró la noche, amaneció y… Sylvestris ya no estaba. Final feliz para una historia de navidad -al menos así lo queremos creer. 

PD: El año que viene nada de aves -ni en el horno ni bajo el árbol de navidad.

 

El inquilino

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Ya lleva varios inviernos con nosotros -suponiendo que sea el mismo- y no hay noche fría o lluviosa que no se presente al caer la luz. Cierto, a Roman Polanski probablemente no le animaría a una segunda interpretación del famoso libro de Roland Topor. También, porque las diferencias entre su inquilino y el nuestro son considerables. Primero, porque nuestro “Trelkovsky” ocupa un hogar bastante confortable, goza de una especial tranquilidad y está resguardado de los ataques de la intemperie. Segundo, porque nosotros no le hemos recibido con hostilidad y suspicacia. Al contrario. Intentamos no molestar a nuestro inquilino, nuestro huésped aviar que pasa las noches de invierno bajo un tejado voladizo de nuestra casa. Su lugar es en lo alto, encima de una lámpara exterior donde aterriza y no se mueve hasta la madrugada.pajaro1_casa-rural-shariqua

Suponemos que es el mismo cada año (aunque este año nos parece mucho más grande), pero también es posible que haya corrido la voz y nuestro inquilino “re-alquile” su habitáculo al estilo AirBnB. Tampoco tenemos bien claro de qué ave se trata, pero por su traje oscuro-grisáceo y su cola anaranjada, podría pertenecer a la familia del colirrojo tizón.

Lo que sí sabemos es que estos meses de invierno, alguna que otra rutina se rompe, a menudo comentado con la misma exclamación “Ah, no”. Y es que no sólo nuestro inquilino se aprovecha del alero, también nosotros almacenamos ahí algunos trastos de la casa, algún alimento en bote, frutas y verduras. Cuando de noche de pronto se necesita alguno de estos enseres o víveres y nos acordamos a tiempo, desistimos y lo aplazamos al día siguiente para no molestar. Y si no nos acordamos de nuestro compañero de alero, tampoco pasa nada. Parece que ya nos tiene vistos y normalmente ni se inmuta. O está disfrutando de lo lindo. Porque cuando es preciso ir a por viandas, vernos trastear en la oscuridad y a ciegas (para no molestar), eso debe ser todo un espectáculo. Más… a vista de pájaro.

Otoño con premio

Esta es de las noticias que damos con una gran sonrisa, con mucha alegría y, por qué no, una pizca de orgullo: Casa Rural Sharíqua está dentro de los diez hoteles y casas rurales mejor valoradas por sus clientes y recomendadas por el portal Trivago para una escapada otoñal. ¿A que es para sentirse premiados? Al fin y al cabo no todos los días nos vemos destacados por un portal que llega a casa de miles y miles de apasionados viajeros, a millones de seguidores dispuestos a elegir el siguiente destino.

En su revista virtual “Room5” Trivago recomienda destinos y hoteles y esta vez, cara al otoño, ha “analizado los datos de Trivago para seleccionar los hoteles y casas rurales mejor valoradas de las diez provincias más populares entre los usuarios…”

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Diez provincias, desde Asturias pasando por Segovia y Cáceres para llegar a Castellón. Diez provincias que estos días se visten más coloridas que nunca, diez hoteles y casas rurales que te acercan a los parajes más bonitos para vivir el otoño y disfrutar de preciosos paisajes.

Y ahí está, la casa rural mejor valorada de Castellón: la nuestra. Perdón, la vuestra :-).

¡Gracias a Trivago por hacer este trabajo estupendo! ¡Y, sobre todo, mil gracias a todos vosotros y vosotras que os habéis molestado en dar vuestra opinión sobre Sharíqua y así hacer posible estos grandes momentos con grandes sonrisas!

Y ahora, a conocer los 10 hoteles y casas rurales mejor valoradas para vuestra próxima escapada otoñal.

365 días – 365 impresiones

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El día en Sharíqua suele empezar con un buen desayuno. Pero ni en ese momento, ni mucho menos a lo largo de las horas siguientes los días en nuestra casa se parecen el uno al otro. ¿Una de las razones? Que Jérica, al puro estilo camaleón, es capaz de sorprendernos siempre de nuevo con distintas impresiones.
El pueblo a primerísima hora de la mañana -iluminado, como suelen decir nuestros huéspedes más madrugadores, tipo “spot on”-, el pueblo con niebla, con nieve, bañado por atardeceres impresionantes, enmarcado por nubes tormentosas, con arcoíris, con la torre encendida… 

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Son vistas que enamoran. Cada mañana, cada día, cada noche. A nosotros, a nuestros clientes, a cualquiera que se ilusione por un bonito entorno rural dominado por la silueta de un pueblo de los más preciosos.

Y para ver las fotos con más facilidad de clic en clic:
http://www.facebook.com/casaruralshariqua y en el álbum “Impresiones de Jérica”.

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Y ya son tres

No es ni una cifra impresionante, ni redonda, ni memorable. Pero, Sharíqua ha cumplido tres años y pensamos que como mínimo se merece una mención. Además, hemos decidido atenernos al mismo principio que ya nos ha traído suerte en otra ocasión – cuando nos casamos Vicente y yo. Era una época cuando los divorcios iban en auge y los grandes titulares auguraban una corta vida a todos los matrimonios, y decidimos celebrar nuestro día de boda cada mes. Por si acaso. Quién sabe. “Mesarios” en vez de aniversarios, por decirlo de alguna forma. (Y ya son 243). Y como ya tenemos una celebración fija al mes, no nos ha dado casi tiempo a recordar cada nuevo mes de vida de Sharíqua. Y eso que casi cada mes trajo novedades, historias bonitas y momentos memorables.

Y aunque nuestra casa rural aún es una jovencita, estamos muy satisfechos y felices. Felices de haber dado el paso y felices porque gracias a vosotros Sharíqua cumple con nuestros deseos. Vosotros que decidís visitarnos por primera vez, vosotros que habéis cogido cariño a Sharíqua y a Jérica y ya os habéis alojado un par de veces en nuestra casa, y vosotros que llegáis con saludos de vuestros amigos-nuestros clientes en el equipaje.

Ya os lo hemos dicho en otra ocasión, Sharíqua para nosotros forma parte de un sueño hecho realidad. Y eso, que cuando todo empezó… quién hubiera dicho que algún día podríamos escribir estas líneas. A deducir de las imagenes cualquiera hubiera tenido sus dudas…

El Don de las Dimensiones

Parece mentira, pero aunque todos los días nos vemos manejando números, pesos, medidas y demás, de pronto te encuentras delante de la angustiosa pregunta: ¿Pero cuánto serán 8.000 kilos?
Justamente esa era la cantidad a partir de la cual el precio de la leña para nuestras estufas iba a ser realmente tentador. 8.000 kilos… Para sacarte de dudas qué mejor que pedir consejos a los amigos. No es que nos haya resultado revelador. Desde “Eso suena a mucho” hasta “Lo he mirado, mi Peugeot pesa mil y pico kilos…” fueron las respuestas. Y la imagen de leña equivalente al volumen de 8 Peugeots en nuestra finca tampoco fue de la mas alentadoras…
En resumidas cuentas: Ya están aquí, ésta mañana a las 7 han llegado 8.000 kilos de leña de olivo y ahora estamos en condiciones de afirmar: ¡¡Es mucho!! ¡¡¡Muchísimo!!!
Que la leña enseguida fue inspeccionada con agrado por nuestra gata Paulina nos ha tranquilizado bastante: Al fin y al cabo es ella quien no suele moverse ni un milimetro de la estufa. Y quién sabe  si viene otro invierno como el del año pasado cuando los carámbanos en el tejado de Sharíqua crecían y crecían…