La endrina es un fruto estupendo. Al menos cuando has podido sacarlo de su arbusto enmarañado y lleno de espinas. No es de extrañar que en algunas zonas del país se llame arañón porque de la lucha con Prunus spinosa nadie sale ileso.
Pero lo dicho, una vez cosechado a finales del verano, la endrina es más que agradecida. Dado que por su sabor agridulce necesita pasar por temperaturas bajo cero para perder su amargor, lo más fácil es hacerle un hueco en el congelador y sacarla poco a poco cuando se necesite. Así habrá endrina durante todo el año. Para hacer, por ejemplo, una maravillosa jalea de endrina – un manjar capaz de endulzar cualquier desayuno. Eso sí, a la hora de preparar la jalea Prunus spinosa de nuevo saca su lado más espinoso ya que para elaborarla hay que invertir algo de tiempo.
Los ingredientes:
– 1 kg de endrinas
– 0,5 kg de manzanas
– 1 kg de azúcar
– 3 cucharas de zumo de limón
– 1 cucharita de canela
Primero hay que lavar las endrinas. Pelar las manzanas, quitar el corazón -¡reservarlos!- y cortar en trocitos. Meter toda la fruta, el zumo de limón y la canela en 1,5 litros de agua y poner a hervir. Dejar que hierva a en temperatura media durante 1,5 horas. Aplastar las endrinas con una maza. Verter todo a través de un colador y un paño a otro recipiente y dejar escurrir muy bien.
Ahora se calienta el zumo con el azúcar y los corazones hasta que empiece a espesar. Meter en recipientes bien esterilizados y dejar enfriar. La jalea tardará en espesar del todo… pero para entonces estará irresistible.