Hoy toca hablar del lado oscuro de Edu (o Edu Jr.). Y es que al ver una ardilla con esos ojazos dulces y ese pelo tan suave, sedoso, brillante, y con lo graciosas que son… uno se olvida de que Sciurus vulgaris es un omnívoro. Es decir, aparte de la idílica imagen reinante de unas patitas agarrando nueces y bayas, está su otro plato favorito: insectos, caracoles y… ¡polluelos!. Esto último lo tuvo que vivir de forma dolorosa el protagonista de esta pequeña historia. Nuestro diminuto verderol que al verse arrinconado por Edu (o Edu Jr.) no vio otro remedio que lanzarse al vacío y con ello adelantar su momento volantón emancipatorio unos cuantos días. El resultado no pudo ser más desastroso: Desde un gran pino logró planear salvando apenas un bancal aterrizando de forma brusca debajo de un olivo en la entrada de la casa. ¿La cara que se te pone al vivir una caída libre con aterrizaje forzoso? Pues esta:
Claro que en ese momento, el polluelo aún no sabía que no hay caída que por salvador no venga – o con otras palabras, no hay daño que no tenga apaño. Eso sí, hay que tener la suerte de que te recojan unos verdaderos expertos en asuntos de pájaros. Como lo son nuestra cuñada y cuñado que, de visita en Sharíqua, tomaron las riendas en el asunto. Y quien mejor para tratar con polluelos que dos que tienen en casa un Yaco y un canario y saben de lo delicado que son las aves… Así que: “a mimar”.
Pollico fue alojado en una jaula bien equipada y alimentado con pan mojado. De día, estaba viviendo – bien vigilado – en el olivo delante de casa y no tardaron mucho en venir sus padres para alimentarlo a través de las barritas. De noche a casa, al calentito. Y así casi una semana hasta que sus evidentes ganas de volver a probar sus alas hicieron que abriésemos su puerta. Y voló. Esta vez sin problemas, ni aterrizajes bruscos, ni persecuciones. Y eso a pesar de pesar un par de gramos más…
P.D.: ¿Por qué pensamos que no ha sido Edda? Pura intuición femenina ;-).
P.P.D.: ¡Muchas gracias por las fotos, Tina!