Es difícil no ser fan de la luna, el único satélite natural de la tierra que lleva miles de años fascinando al hombre. Puede que porque con sus 384.000 kilómetros de distancia se encuentra relativamente cerca y no hagan falta ni telescopio ni prismáticos para observar sus grandes capacidades mutantes desde van desde ser una bola resplandeciente hasta una hoz casi invisible. Es más: Nos cautiva incluso cuando no la vemos. Sabemos que influye en las mareas y la duración del día, pero también le atribuyen poderes sobre nuestro estado anímico, nuestro sueño, sobre la tasa de natalidad, las catástrofes naturales y las estadísticas de crímenes.
Dicen que hay personas que casi no salen de casa sin haber consultado su calendario lunar, otros como mínimo se fijan en las fases de ese cuerpo celeste para algunas faenas cotidianas. Regla número uno: Todo lo que debe desaparecer, crecer poco o crecer en la oscuridad se debe manejar con luna menguante. Así que la poda, la depilación, la plantación de tubérculos o el inicio de una dieta pertenecen a las tareas cuando el astro tiende a desaparecer… Los consejos sobre el adecuado comportamiento acorde a la fase lunar son interminables, abarcan desde el momento ideal para lavar el coche hasta empezar a aprender un idioma…
Si los efectos lunares dan lugar a dudas y discusiones, no hay duda de que esta noche nos espera un cielo nocturno especial. Es la noche de tres fenómenos astronómicos a la par: un eclipse lunar penumbral, el paso del cometa 45P/Honda-Mrkos-Pajdusakova, también llamado Comenta del Año Nuevo, a tan sólo 12,4 millones de kilómetros de distancia y, como último, una luna llena conocida como Luna de Nieve. Eso último no es debido a nuevos fenómenos climatológicos en la luna -ya se sabe que ahí no hay ni buen ni mal tiempo- , sino tiene que ver con un calendario muy especial creado hace cientos de años por los aborígenes norteamericanos. Ellos tenían un nombre para cada una de las lunas llenas del año y la de febrero la bautizaron “de Nieve” porque la tierra a esas alturas del año solía llevar un manto blanco. Una luna “simpática” comparada con la anterior y la siguiente: Así que la luna llena de enero se llamaba “del Lobo”porque en ese mes los Canis lupus a menudo buscaban algo para llevarse a la boca en vano y aullaban su frustración a los cuatro vientos. Tampoco la luna de marzo, a primera vista, parece muy prometedora: Es la “Luna de las Lombrices”, que a pesar de su nombre poco apetitoso esconde una gran noticia: Se acerca la primavera, la naturaleza se activa.
Para todos aquellos que esta noche se dejen seducir por la divina, sobrenatural y poderosa “Luna de Nieve” y empiecen a soñar con ella, que sepan: Aunque el hombre ya ha visitado ese lugar tan mágico y a pesar de que ya se plantean viajes turísticos a ese satélite brillante y se profetiza una vida en la luna cuando la tierra ya no nos aguante…, la luna es “Terra nullius”. No pertenece a nadie y así lo recoge un tratado internacional del año 1967.
Así que no os dejéis engatusar por Dennis Hope que en 1980 “compró” la Luna en una oficina del registro en San Francisco y desde entonces vende “parcelas” a cualquier interesado. Aunque por los 19,90 euros que pide por 7.000 metros cuadrados… Suena a chollo para cualquier lunático.