Shariqua en Off

P=k2πrγ

Lo ha vuelto a hacer. Por fin. Después de meses y meses sin lluvia, el cielo ha tenido compasión. ¡¡Ha llovido!! Una lluvia tímida, eso sí, pero al menos volvemos a ver ese bonito espectáculo de las gotas de agua agarrándose a las hojas de árboles, arbustos y flores. ¿O son ellas las que intentan mantener el frescor? 

Cierto que sólo hablamos de unas cuantas gotas, aún no hace falta la Ley de Tate P=k2πrγ para medir su escaso peso de 0,005 g o su tensión superficial. Basta con saber que son un bonito espejo para la naturaleza y un gran alivio que hace respirar a la tierra. 

Claro que oyen

Ya se sabe, la huerta es lugar de discrepancias. Preguntas como cuándo plantar, qué tipo de tomate, cómo podar, cuántas veces regar… pueden llenar tardes enteras de controversias y acaloradas discusiones. ¿Y el abono? Ahí el consenso es casi un imposible. Y mientras nosotros empujamos carretillas y carretillas de estiércol ecológico a nuestra huerta y la alimentamos con nuestro compost, notamos esos ojos críticos de nuestros vecinos agricultores y escuchamos sus sabios consejos: Que hace falta más fertilizante, que algún que otro saquito de abono no tan natural no estaría mal, que las plagas no se van solas… Es difícil convencerles de nuestro agro-comportamiento, pero es fácil dejarles boquiabiertos e incrédulos. Es el momento cuando añadimos: “Sí, pero a parte del estiércol, también les hablamos a las plantas.” Dicho con una gran sonrisa deja el suficiente espacio para tomarlo tanto como una broma como una locura o una fuerte convicción. La reacción de los veteranos del campo suele ser la misma: “Nada que hacer.”

Y mientras nos toman como caso perdido, ahí la tenemos, la prueba. En nuestra propia huerta: Es nuestro níspero y sabe oír. Cierto que hace ya decenios que cada vez más científicos investigan sobre los sentidos de las plantas y la neurobiología vegetal provoca una sorpresa tras otra, pero verlo con tus propios ojos… Y eso que nuestro árbol no nos ha demostrado -aún- aptitudes como el maíz, chasqueando con sus raíces y orientándolas hacía lugares zumbantes. No. Tampoco sabemos si sería capaz de defenderse como un tomate que ante un ataque comilón de alguna oruga llena sus hojas con sustancias agrias y además desprende un aroma avisando del peligro a sus compatriotas.

Nosotros más bien nos acogemos a Darwin, ese excelente científico naturalista que ya hace más de cien años se pasó toda una tarde tocando la trompeta en un jardín para ver si las plantas reaccionaban. Bien es verdad que el resultado ante las entonces posibles mediciones fue nulo, pero eso no le hizo dudar en publicar su hipótesis sobre el “root-brain”. Y exactamente eso lo debe tener nuestro níspero. Un cerebro. En él procesó lo que tuvo que oír a finales del año pasado cuando hablando de su miserable rendimiento, nuestro cuñado Pulgarcito nos sugirió: “A veces simplemente no funcionan y hay que quitarlos.” Una sentencia de muerte que tuvo sus frutos. ¡Y cuántos! Este año nuestro níspero ha producido tanto como nunca en su vida.

Lo más seguro es que -otro de los descubrimientos de la neurobiología vegetal- haya sentido un miedo inhumano y se haya puesto las pilas. Prueba suficiente para enterarnos de más cosas de este campo científico. Quizás es pronto para confirmar que sabe hacer cálculos, recordar cosas, aprender… Pero, sabiendo que sabe oír, porque no ponerle un poco de música para que crezca más a gusto. Todo un clásico entre los que defendemos las sensibilidades de las plantas.

Países Bajos obligan

Foto: Maarten

Quién si no los holandeses son la nación europea más apasionada con el velocípedo. Sólo con saber que en ese país hay más bicis que habitantes y que uno de cada tres se decide por las dos ruedas en trayectos “cortos” de hasta 7,5 kilómetros, rápidamente se llega a la conclusión: Ser de los Países Bajos obliga. Y así no extraña que con tanta pasión por sus “fiets” a más de un holandés los 29.000 kilómetros de carril bici en su país tarde o temprano le sabe a poco.

Es el momento cuando los Rolandus, Willem, Geertruida, Adrianus, Monique, Grietje, Jesse o Lotte cogen la bici y exploran mundo. Pensando en la conocida llanura que caracteriza su país natal -la colina más alta con sus 323 metros no debe sacar ni una gota de sudor- uno podría pensar que son los usuarios ideales de las vías verdes. Y lo son. Pero no se quedan ahí. Ya son más de una docena de huéspedes que nos han sorprendido con su potencial de pedaleo. Vienen de Valencia, disfrutan de la Vía Verde Ojos Negros, pero están camino a Cuenca; han comenzado su viaje en Santander para llegar a Alicante, han aterrizado en Mallorca pero su destino es Madrid. 

Foto: Maarten

Los últimos en llegar a Sharíqua con ya 230 kilómetros en el equipaje han sido Margaret y Maarten. En su viaje desde Jávea pasando por Jérica acaban de llegar a San Sebastián -kilómetro 806- y no paran ahí. Quieren cruzar toda Francia, saludar a sus vecinos belgas y llegar de nuevo a Holanda. Lo que a nosotros, los mortales, nos puede parecer una locura, para ellos son las vacaciones ideales. Y no son unos ilusos que no saben qué les espera. No, ya lo han hecho una vez, en aquella ocasión de Holanda a España.

Y que probablemente no haya sido la última aventura de este tipo, lo demuestran sus caras sonrientes con cada etapa superada. Se les puede seguir kilómetro a kilómetro en el blog que publica Maarten. Sí, encima eso: Con un mínimo de 60 kilómetros y -hasta ahora- un máximo de 105 al día aún están de humor para compartir sus experiencias con el resto del mundo sobre dos ruedas. Hablarles de los pueblos, las anécdotas, los esfuerzos… Y, al final de cada día, de los lugares donde se han alojado, terminando el artículo con una “Room with a View”. En Jérica, qué mejor opción que Sharíqua.

Muchas gracias y saludos a estos embajadores de España tan especiales.

SL-SR por Jérica

Quien quiera emprender una caminata por tierras de Jérica debe saber que es bien posible que no acabe donde pensaba, que vea cosas que no esperaba y que ande más (o menos) de lo previsto. La razón: Aunque existe un folleto oficial con sendas locales y éstas en su día puede que estuvieran debidamente marcadas, hoy día debido a señales confusas, desgastadas o inexistentes, a sendas abiertas posteriormente y a unas explicaciones a veces algo irritantes puede que la caminata tenga su intríngulis. Así que el SL fácilmente se convierte en SR – un sendero sin rumbo. Eso sí, se descubren rincones inesperados, vistas bonitas y a veces incluso más sentido de humor propio que uno mismo pensaba…

Y es que si no eres de Jérica y has mamado desde muy jovencito donde se encuentra el Corral del Quico, la Masía del Topo o el Cordel de las Perdigueras, si ante lugares como el Colladico de la Sursida de Magallán, el Pasico Alemán, el Colladico de la Amargura o el Sendero de la Degüella en tus ojos como platos se reflejan grandes interrogaciones, pues entonces con el folleto senderista en mano lo tienes crudo.

Y si además, frases como “Al coronar la misma, dejaremos a la derecha la pista forestal. Seguiremos por la senda a la derecha…” te dejan algo aturdido… podrías llegar a la conclusión que mejor dar una vuelta por la Hoz y que anden los demás. Más aún cuando hay claros indicios de que no todos en su día regresaron a casa…

 

Pero no hay que asustarse. Vale la pena perderse, poner a prueba el propio sentido de la orientación y subir por ejemplo a la famosa Muela. Así se conoce el otro lado de Jérica con su altiplano y estas estupendas vistas panorámicas hacia el pantano y la impresionante hoz dibujada por el Río Palancia.

 

Son momentos tranquilizantes porque no sólo se disfruta de vistas -poco usuales- de la Torre Mudéjar, la Torreta y los tejados del casco antiguo de Jérica. También se divisa a Sharíqua, inequívoca señal de que la vuelta a casa será posible ;-). Pero, antes vale la pena subir hasta el Alto de Sayas a unos 767 metros sobre el nivel de mar. Y ahí no hay excusa. Aunque si no tienes ni idea por dónde para el Alto de Sayas, lo verás: Es fácilmente reconocible desde todos los lados y desde kilómetros porque ahí se alza la torre de vigía desde donde se procura evitar cualquier desastre que pudiera incendiar estos preciosos paisajes.

   

A un clic de Sharíqua – Reserva online

Ya se puede reservar online en Sharíqua. Para pasar unos días de relax, sólo necesitas elegir las fechas y en pocos clics tienes la reserva hecha. Tienes tu habitación con balcón o terraza, con vistas al pueblo y al valle, tu desayuno esperándote, el Alto Palancia a tus pies…

Más directo, más rápido – y para nuestros clientes habituales incluso con cupones de descuentos que aligeran la decisión de obsequiarse con otra escapada al mundo rural. ¿Te animas? www.shariqua.com

 

 

De fuente en fuente

  

Caminar en Bejís es perderse en el mundo de los ríos y riachuelos, fuentes y pozas. Vamos, agua por donde mires y una biodiversidad especial. En eso el sendero local “Fuentes de Arteas” no es ninguna excepción y aunque sólo tiene unos seis kilómetros sorprende por la gran variedad del paisaje, por panoramas muy cambiantes y además da una idea de lo solitaria, dura y al mismo tiempo reconfortante que puede llegar a ser la vida rural.

 

El SLV-55 arranca en Arteas de Abajo a una altura de unos 850 metros, sube al lado de la ermita de San Juan por las empedradas callejuelas de la aldea y gira hacia un barranco de enorme belleza. La tierra rojiza contrasta con el verdor de fuertes pinos rodenos, de enebros y carrascas. Un pequeño bosque de chopos -algunos aún muy maltrechos por las fuertes nevadas del invierno- está a punto de sacar las hojas, mientras pequeñas violetas lilas gozan del sol primaveral. Acompañados siempre del sonido del agua, pronto se llega a la Fuente Matías, la primera de muchas más.

   

Aún hay que subir un poco más hasta alcanzar la Fuente Gamellón y enganchar minutos después con la pista en dirección Arteas de Arriba. Desde aquí ya se podría volver a Arteas de Abajo por el GR-7, pero no sin haber visitado la curiosa Fuente Bullidores que también alimenta al viejo lavadero de la aldea. Una vez aquí, vale la pena seguir por el cauce del río Canales y el GR-7 al menos hasta alcanzar la Fuente Quiñón. Es solo una pequeña prolongación de la caminata que también pasa por las preciosas pozas de Arteas. Lo dicho, agua por donde mires…

Aceite que alimenta

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Basta con abrir el tapón y dejarse seducir por esa mezcla de aromas entre un buen aceite de oliva -el de Jérica, claro está ;-)- y uno de los cítricos más irresistibles, la mandarina. Sí, hemos hecho un aceite con aroma a mandarina y romero y, todo hay que decirlo, realmente mandarina4_casa-rural-shariquanos encanta. El resultado es un aceite afrutado con un ligero sabor a cítrico que a partir de ahora va a acabar en ensaladas, sobre unas lonchas de jamón, aromatizando sopas y entradas…

Los ingredientes:

0,5 l de aceite de oliva
200 g de mandarina ecológica
3 ramitas de romero

Lavar las mandarinas y cortarlas enteras en trocitos muy finos. Meter en el bote con el aceite y añadir las ramas de romero. Dejar macerar durante unas 3 semanas en un lugar oscuro y fresco. Filtrar y a disfrutar.

Ay Aín

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Para empezar: Un paseo, lo que se entiende como paseo, no es. En absoluto. Aunque el ayuntamiento de Aín anuncia esta ruta como tal, es una caminata bastante exigente que pone a prueba la forma física, el sentido del equilibrio y la fortaleza de las rodillas. Eso sí: Es un recorrido sumamente bonito no sólo por llevarnos por lugares históricos, sino también por las impresionantes vistas que ofrece de la Sierra Espadán, sus pueblos y la montañosa provincia de Castellón.

Así que costará, pero vale la pena hacerlo: el itinerario SLV-27, el “paseo de la Peña Pastor y el Gurugú que nos llevará entre viñas viejas, pedregales y castaños” (Ayuntamiento). Es un precioso sendero local que según las autoridades de Aín se recorre en 1.30 horas. Queremos pensar que sólo se refieren a la ida, porque nosotros empleamos casi 3. Eso ain-sierra-espadan18_casa-rural-shariquasí, con largas y extendidas pausas para disfrutar de los cambiantes panoramas, con picnic en lo alto del Gurugú -con sus 1.014 metros uno de los imponentes picos de la Sierra de Espadán- y con tiempo para visitar los lugares históricos a lo largo del camino.

La ruta sale del pueblo y se puede hacer en sentido contrario a las agujas del reloj -lo recomendado en el folleto de Aín- o al revés. Nosotros nos decantamos por lo último, ya que así nos ahorrábamos la tremenda subida a la Peña Pastor y al Gurugú desde el Barranco del Picaio. Además, durante el agradable paseo por el Barranco de la Caridad en dirección al Collado de Ibola, nos quedaba la ilusión de que la bajada desde el Gurugú iba a ser algo más benévola…

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El paseo 😉 primero nos lleva a un bonito calvario del siglo XVIII con su ermita, sus cipreses y sus imágenes. Es el primer momento para detenerse unos minutos, disfrutar del silencio y las vistas al pueblo. Un lugar con ni siquiera 200 habitantes, casas de cal y toques de azul o turquesa y una ubicación perfecta sobre una pequeña colina a una altura de casi 500 metros, rodeada por varios preciosos picos de la sierra. Es un pueblo con orígenes andalusíes cuyo nombre hace referencia a las múltiples fuentes y manantiales que caracterizan su entorno y que en su día también alimentaron hasta cinco molinos harineros hidráulicos.

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Caminar alrededor de Aín significa adentrarse en una naturaleza exuberante, pasear entre alcornoques y pinos rodenos, ain-sierra-espadan10_casa-rural-shariquaentre brezo, mirto, lentisco y madreselva. Un profundo verdor alimentado por musgos y líquenes, desprende un perfume a tierra fértil y húmeda. Muchos momentos para respirar profundamente, soltar un “ay” de tanto placer.

ain-sierra-espadan31_casa-rural-shariquaA los pocos minutos se llega al L’Arquet, un pequeño acueducto que alimentaba al molino del mismo nombre y ubicado a su lado. Ya falta poco para alcanzar a una altura de 620 metros a la vieja fortaleza también conocida como Castillo de Benialí. Al igual que el pueblo es de la época medieval andalusí y aunque su estado es de ruina uno puede hacerse una idea de la importancia que tenía. Los restos de la muralla y sus dos torres, las dependencias y aljibes vieron llegar en son de reconquistador al rey Jaume I en el año 1238.

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El sendero sigue en dirección Collado de Ibola, donde enganchamos con el sendero PRV 63.6 hacia el Pico Espadán y el Gurugú. Por una agradable senda ganamos altura y disfrutamos de excelentes vistas casi panorámicas.

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El pico del Gurugú se anuncia con la aparición de trincheras, tristes testimonios de la Guerra Civil, y el progresivo endurecimiento del trayecto. Vale la pena impregnarse de las bonitas impresiones de altura desde esta cumbre antes de emprender la bajada por la Peña Pastor. Entre rocas de rodena y vetustos alcornoques nos espera un descenso a veces bastante complicado que nos hace recordar que el hombre a parte de piernas también posee manos para desplazarse.  

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Seguro que se oirá algún que otro “ay”, esta vez motivado por algún que otro susto. Ayudándonos de palos, manos y culo llegamos sanos y felices a la carretera que nos lleva de vuelta al pueblo. Lo dicho. Un paseo no era, pero bonito…

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Luna de Nieve y 45P/Honda-Mrkos-Pajdusakova

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Es difícil no ser fan de la luna, el único satélite natural de la tierra que lleva miles de años fascinando al hombre. Puede que porque con sus 384.000 kilómetros de distancia se encuentra relativamente cerca y no hagan falta ni telescopio ni prismáticos para observar sus grandes capacidades mutantes desde van desde ser una bola resplandeciente hasta una hoz casi invisible. Es más: Nos cautiva incluso cuando no la vemos. Sabemos que influye en las mareas y la duración del día, pero también le atribuyen poderes sobre nuestro estado anímico, nuestro sueño, sobre la tasa de natalidad, las catástrofes naturales y las estadísticas de crímenes.luna-de-nieve_casa-rural-shariqua

Dicen que hay personas que casi no salen de casa sin haber consultado su calendario lunar, otros como mínimo se fijan en las fases de ese cuerpo celeste para algunas faenas cotidianas. Regla número uno: Todo lo que debe desaparecer, crecer poco o crecer en la oscuridad se debe manejar con luna menguante. Así que la poda, la depilación, la plantación de tubérculos o el inicio de una dieta pertenecen a las tareas cuando el astro tiende a desaparecer… Los consejos sobre el adecuado comportamiento acorde a la fase lunar son interminables, abarcan desde el momento ideal para lavar el coche hasta empezar a aprender un idioma…

Si los efectos lunares dan lugar a dudas y discusiones, no hay duda de que esta noche nos espera un cielo nocturno especial. Es la noche de tres fenómenos astronómicos a la par: un eclipse lunar penumbral, el paso del cometa 45P/Honda-Mrkos-Pajdusakova, también llamado Comenta del Año Nuevo, a tan sólo 12,4 millones de kilómetros de distancia y, como último, una luna llena conocida como Luna de Nieve. Eso último no es debido a nuevos fenómenos climatológicos en la luna -ya se sabe que ahí no hay ni buen ni mal tiempo- , sino tiene que ver con un calendario muy especial creado hace cientos de años por los aborígenes norteamericanos. Ellos tenían un nombre para cada una de las lunas llenas del año y la de febrero la bautizaron “de Nieve” porque la tierra a esas alturas del año solía llevar un manto blanco. Una luna “simpática” comparada con la anterior y la siguiente: Así que la luna llena de enero se llamaba “del Lobo”porque en ese mes los Canis lupus a menudo buscaban algo para llevarse a la boca en vano y aullaban su frustración a los cuatro vientos. Tampoco la luna de marzo, a primera vista, parece muy prometedora: Es la “Luna de las Lombrices”, que a pesar de su nombre poco apetitoso esconde una gran noticia: Se acerca la primavera, la naturaleza se activa.adios-superluna2_casa-rural-shariqua

Para todos aquellos que esta noche se dejen seducir por la divina, sobrenatural y poderosa “Luna de Nieve” y empiecen a soñar con ella, que sepan: Aunque el hombre ya ha visitado ese lugar tan mágico y a pesar de que ya se plantean viajes turísticos a ese satélite brillante y se profetiza una vida en la luna cuando la tierra ya no nos aguante…, la luna es “Terra nullius”. No pertenece a nadie y así lo recoge un tratado internacional del año 1967.

Así que no os dejéis engatusar por Dennis Hope que en 1980 “compró” la Luna en una oficina del registro en San Francisco y desde entonces vende “parcelas” a cualquier interesado. Aunque por los 19,90 euros que pide por 7.000 metros cuadrados… Suena a chollo para cualquier lunático.

El inquilino

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Ya lleva varios inviernos con nosotros -suponiendo que sea el mismo- y no hay noche fría o lluviosa que no se presente al caer la luz. Cierto, a Roman Polanski probablemente no le animaría a una segunda interpretación del famoso libro de Roland Topor. También, porque las diferencias entre su inquilino y el nuestro son considerables. Primero, porque nuestro “Trelkovsky” ocupa un hogar bastante confortable, goza de una especial tranquilidad y está resguardado de los ataques de la intemperie. Segundo, porque nosotros no le hemos recibido con hostilidad y suspicacia. Al contrario. Intentamos no molestar a nuestro inquilino, nuestro huésped aviar que pasa las noches de invierno bajo un tejado voladizo de nuestra casa. Su lugar es en lo alto, encima de una lámpara exterior donde aterriza y no se mueve hasta la madrugada.pajaro1_casa-rural-shariqua

Suponemos que es el mismo cada año (aunque este año nos parece mucho más grande), pero también es posible que haya corrido la voz y nuestro inquilino “re-alquile” su habitáculo al estilo AirBnB. Tampoco tenemos bien claro de qué ave se trata, pero por su traje oscuro-grisáceo y su cola anaranjada, podría pertenecer a la familia del colirrojo tizón.

Lo que sí sabemos es que estos meses de invierno, alguna que otra rutina se rompe, a menudo comentado con la misma exclamación “Ah, no”. Y es que no sólo nuestro inquilino se aprovecha del alero, también nosotros almacenamos ahí algunos trastos de la casa, algún alimento en bote, frutas y verduras. Cuando de noche de pronto se necesita alguno de estos enseres o víveres y nos acordamos a tiempo, desistimos y lo aplazamos al día siguiente para no molestar. Y si no nos acordamos de nuestro compañero de alero, tampoco pasa nada. Parece que ya nos tiene vistos y normalmente ni se inmuta. O está disfrutando de lo lindo. Porque cuando es preciso ir a por viandas, vernos trastear en la oscuridad y a ciegas (para no molestar), eso debe ser todo un espectáculo. Más… a vista de pájaro.