Prohibido machacarlas, triturarlas, mezclarlas. Cuando se cosechan tan pocas, hay que darles protagonismo y saborearlas una por una. Así que nuestras almendras este año se merecen una preparación igual de simple que sabrosa. Almendras especiadas… Son irresistibles.
Primero se quita la piel de las almendras. Para ello las dejáis un rato en agua muy caliente hasta que se arruguen un poco. Una vez peladas se tuestan en el horno a unos 200 grados y bien rociadas de un buen aceite de oliva (el de Jérica, vamos ;-)). Cuando toman color, se sacan y se espolvorean con pimentón o con comino (en su versión más suave con ajenuz) y como último espolvorear sal gorda.
¿Qué buenas!… ¿Ahora entendéis por qué nuestras pocas almendras aún nos van a durar menos de lo normal?