Parece que vivimos uno de los últimos fines de semana con temperaturas templadas y cielos algo encapotados, en fin, días apetecibles para emprender una bonita caminata. Será una de las últimas antes de que el calor del verano apriete, y mucho.
Así que vamos a explorar la Sierra Espadán desde el sur. Esta vez nos acercamos al bonito barranco de la Mosquera desde Azuébar, pequeña localidad del Alto Palancia. Desde el pueblo sale un camino en dirección al área recreativa Las Carboneras -bonito sitio para una pausa al volver- que nos lleva un par de kilómetros hasta un pequeño parking al lado de la primera maravilla de la naturaleza que nos vamos a encontrar hoy: un monumental algarrobo que evidentemente está a gusto en este rincón del parque natural.
La caminata empieza por la pista que sube hacía la Mosquera, pero pronto nos dirigimos por una pequeña senda en dirección al monte Carrascal. Es ahí donde la sierra muestra su gran diversidad, una riqueza vegetal que alberga preciosos ejemplares de carrasca y alcornoque, pero también es hogar de olmos, imponentes pinos, de espliego y romero. Huele que alimenta y así la subida casi se hace corta.
Una vez llegados arriba se abre una fantástica panorámica hacía las montañas de las Sierras Espadán y Calderona. Al fondo el Mar Mediterráneo que nos va a acompañar un buen rato. Avanzando por la loma, la presencia de alcornoques cada vez es mayor y se anuncia la llegada a la Mosquera y su abandonada casa donde en su día trabajaron el corcho cosechado en los bosques de los alrededores. Como aún hoy se sigue pelando a los alcornoques, nos esperan curiosas imágenes de árboles vetustos, arrugados, majestuosos y con una corteza coloreada con tonos grises pasando por rojizos hasta anaranjados. Todo un espectáculo.
Es aquí donde retomamos la pista del inicio que cómodamente nos lleva de vuelta al parking.