
Con sus 1.099 metros es el segundo más alto de la zona, ha dado su nombre a todo un parque natural y desde cuatro pueblos en sus alrededores se abren caminos hacía él: Estamos hablando del Pico Espadán, una cima emblemática que obsequia con fantásticas vistas no sólo a las casi 32.000 hectáreas del Parque Natural Sierra Espadán, uno de los parques naturales más grandes de la Comunidad Valenciana, sino también a cimas lejanas y horizontes azules.

Llegados a la cima, se ofrece una panorámica inolvidable: Rodeado de sus hermanos mayores y menores, el Pico de la Rápita (1.106 m) el Alto del Pinar (1.101 m), desde el Pico Espadán la vista abarca hasta la costa mediterránea o el pantano de Onda y deja ver en el horizonte las dos cimas más altas de la provincia de Castellón: el Pico de Santa Bárbara (1.404 m), aún en tierras del Alto Palancia, y la Peñagolosa (1.813 m).

Para llegar a este espléndido mirador, no obstante, al senderista se le exige algún que otro esfuerzo. Hay caminos hacia la cima desde Algimia de Almonacid, Almedíjar, Aín o Alcudia de Veo y la elección no es fácil, ya que todos llevan por el parque natural y ofrecen preciosas vistas y una naturaleza exuberante. Al caminante le esperan monumentales alcornoques, imponentes pinos y un sinfín de otros tipos de árboles y arbustos que se sienten a gusto en esa tierra especial, caracterizada por suelos de rodeno -una piedra que destaca por la alta absorción de agua- y agraciado por suficientes lluvias y un ambiente con un gran nivel de humedad.

Da igual la ruta escogida, una subida al Pico Espadán durará entre 3 y 6 horas y habrá desniveles alrededor de los 500 m. Un atrevimiento sudorífero, así que no extraña que esa caminata es todo un clásico para los meses de octubre e invierno. Habrá que ir provisto de agua y un buen bocadillo. Y desde luego, con anteojos y cámara.

Y no sólo se descubre una vegetación variada, tampoco faltan viejos testigos de tiempos pasados: En esta parte de la sierra hay un gran número de neveras que antaño sirvieron para guardar la nieve hasta bien entrada la primavera y así abastecer de hielo durante los días más calurosos. Son edificios de piedra que datan de los siglos XVIII y XIX, en parte bien conservados o restaurados.
