Desde Sharíqua os deseamos
Seguro que …
…12 meses…
…52 semanas …
…365 días…
…8.760 horas…
…525.600 minutos…
…31.536.000 segundos…
dan para muchos momentos de FELICIDAD!
Un gran abrazo,
Anna y Vicente
Casa Rural – Jérica
Callejuelas bañadas en una suave luz ámbar, sombras difuminadas, bonitos contrastes y detalles resaltados. Olor a chimenea, aire fresco y un silencio que afina los oídos. En invierno, cualquier paseo por un pequeño pueblo de noche es un placer, un paseo por la Jérica nocturna es una experiencia muy, muy especial.
Cuando el cielo oscurece y se encienden las viejas farolas, las calles del pueblo parecen estrecharse aún más, los rincones se vuelven misteriosos y la fantasía se permite escapadas hacia siglos pasados cuando las noches se iluminaban tan sólo por las estrellas y alguna que otra antorcha.
Callejeando por la Jérica nocturna, los restos de las murallas medievales, los bonitos torreones y portales empiezan a contar sus historias de tiempos vividos bajo diferentes mandatarios. Las modestas y diminutas casas abandonadas hace tiempo, de noche se visten de rústicas fachadas pintadas de cal como última defensa ante el olvido.
Vale la pena querer descubrir el pueblo subiendo sus pronunciadas cuestas, bajando escalones, dejarse seducir por la cambiante imagen de su casi omnipresente torre mudéjar y perderse en ese laberinto de callejuelas que nos llevan a lugares con mucha magia. A la pintoresca calle San Roque con sus mil y una macetas adornando las entradas a las casas, a la imponente Ermita del mismo santo que en su día fue construida sobre una mezquita, o al “barrio caliente”, supuestamente antiguo arrabal y barrio árabe del pueblo.
¿Habrá mejor momento para este paseo nocturno que ahora entre fiesta y fiesta? Un bonito momento para dejar deambular a los pensamientos, despedirse del año y soñar con los deseos para el que viene.
Si aún te falta el último y definitivo adorno para el árbol de navidad, la mesa de gala o la noche de fiesta, puede que lo encuentres mañana, sábado 21 de diciembre, en el II Mercado Navideño de Segorbe.
Una veintena de establecimientos ofrecen productos típicos de Navidad, entre los que no pueden faltar ni los irresistibles dulces ni los adornos. Y quizás alguna que otra idea para un regalo. El mercado abrirá a las 11 horas en la Plaza del Alto Palancia y se podrá visitar hasta las 20 horas.
Quién no sueña de vez en cuando con días relajantes en un balneario, con masajes, parafangos y parafinas, con aguas que curan y calientan, con sonidos que seducen y calman. Pues bien, como no siempre hay tiempo (y dinero) para largas curas, ¿qué tal con una caminata curativa que tiene un poco de todo lo anterior descrito?
Os proponemos un bonito paseo por el balneario -natural- de Montanejos, un paseo, que nos lleva por el río Mijares y sus aguas con unas reconocidas propiedades mineromedicinales para finalmente adentrarnos en un imponente desfiladero. ¿Los únicos acompañantes? El sonido del agua, el canto de los pájaros y quizás, si hay suerte, el chillido enfadado de algún que otro animal no muy acostumbrado a visitas de forasteros. Al final llegaremos a un pequeño paraíso natural que impresiona por su biodiversidad y su estado salvaje.
Imprescindible para mentalizarse al inicio de esta caminata curativa: meter la mano en el río Mijares a su paso por Montanejos. Ahora, en invierno, sus aguas con una temperatura constante de unos 25 grados sorprenden aún más y parece increíble que gracias a unas fuentes termales todo un río se convierta en una agradable bañera. No sólo calentita, sino también muy aconsejable para sanar enfermedades relacionadas con el aparato digestivo, el riñón o la piel. Propiedades curativas que convencieron ya a romanos y árabes y finalmente -hace ahora ya 150 años- hicieron declarar las aguas de las Fuentes de los Baños de Montanejos de utilidad pública.
Rodeado de varios picos de casi 1.000 metros de altura, Montanejos es tierra de manantiales, barrancos y profundos precipicios. Caminando desde las Fuentes de los Baños en dirección a los Estrechos, también llamados “Congosto de Chillapájaros”, se puede disfrutar de unos paisajes con paredones de caliza de varios cientos de metros, una naturaleza exuberante, aguas de río cristalinas -a veces azules, a veces turquesas- y un seductor silencio. Es terreno de pocos caminantes y de escaladores intrépidos que vienen de toda Europa para disfrutar de las vías con nombres tan sugerentes como “Sobredosis de pasión”.
Para los mortales en busca de sosiego, el paseo invita a una pequeña pausa en el mirador natural de las Faldas de Rufino con su peculiar cueva, a disfrutar de las vistas hacía los Estrechos desde la misma presa o simplemente buscarse un bonito rincón para observar la flora y fauna. Es el momento para seguir el rumbo de los cormoranes, captar unos instantes en la vida de unas huidizas cabras montesas, ponerse ojo a ojo con un sapo gigante, admirar el vuelo de unas águilas…
Y ya está. Efecto curativo cumplido. Relax gratuito, pulmones llenos de aire fresco y la mente despejada. Y si ahora, camino de vuelta, el sol bañara las aguas del río Mijares con esa luz tenue de una tarde de invierno…
Tiene su magia. Mientras el resto de la naturaleza está preparando su hibernación o se esfuerza en mantener sus últimas hojas otoñales, muchos caquis aún lucen un impresionante traje de colores. Y no sólo eso. En mitad de un paisaje ya invernal incluso nos encontramos árboles llenos de frutas. Eso sí, si aún llevan caquis suelen haberse quedado sin hojas lo que les otorga un aspecto aún más divino y hace comprender porque este árbol se llama Diospyros kaki. Y es que Diospyros no dice otra cosa que “Fruto de dioses” o “Manjar de dioses”.
Así que hay que aprovechar y pensar en otro destino para estos frutos tan dulces. Como una “Mermelada de Caqui y Ciruela con Especias”. Aquí van los ingredientes:
700 g de caquí
300 g de ciruela
700 g de azúcar
2 ó 3 anís estrellado
1 barra de canela
1 copita de Oporto
unas cuantas nueces
una pizca de cardamomo
Se pelan los caquis y se tritura la carne. Las ciruelas, bien lavadas, se cortan en trocitos pequeños. Metemos la fruta en una cazuela, se añade el azúcar, las nueces picadas, las especias y se pone a calentar. Debe hervir unos 10 minutos sin dejar de mover. Al final se añade el Oporto, se quita la canela y el anís y se mete en botes bien esterilizados. Sabe a Navidad…
Huele a castañas asadas, a algodón de azúcar y manzana caramelizada, a churros y gofres. En fin, huele a feria y a momentos entrañables que ofrecerá la Feria de la Purísima que este fin de semana se celebra en Segorbe. Con una historia de más de 600 años es una de las ferias más antiguas de la Comunidad Valenciana – aunque el tamaño ya es de tiempos actuales: Más de 400 puestos invitan a callejear entre la Plaza Agua Limpia y la Ciudad Deportiva. Si las fuerzas aflojan, siempre habrá un crêpe, una pizza o un churro al alcance, por no hablar de la multitud de bares y restaurantes por la zona. Más movidas se presentan las experiencias en una de las 49 atracciones feriales en la Avenida de España.
Y ya que se está, por qué no reservar una visita guiada “Segorbe al Completo” para conocer todos los museos de la ciudad. Tendrá lugar el sábado, día 7 de diciembre, a las 11 horas. El punto de encuentro es en la oficina de turismo y el precio por persona son 10 €. Más info en el teléfono 964 71 20 45.