Os invitamos a un viaje en el tiempo que nos lleva a la Jérica musulmana, a Sariqa o Sharíqua y de vuelta a Jérica. Un poco de historia que también se reaviva cada vez que uno de nuestros huéspedes nos pregunta sobre nuestra casa rural: “¿Y el nombre? Por qué Sharíqua?”
Así que retrocedamos a los inicios del siglo IX, al momento de la probable llegada de los árabes a tierras jericanas y el paulatino levantamiento de lo que hoy en día conocemos como los restos del castillo, murallas y estrechas callejuelas, las así llamadas atzucats. Será en el siglo X cuando Jérica ya presuma de un imponente castillo y al igual que otras importantes ciudades como Dénia, Sagunto o Segorbe es uno de los reinos de Taifa perteneciente a la Cora de Valencia, también conocida como Cora de Balansya.
En Jérica empieza la época de poderosas familias como los Banu Yamlul o la tribu medinesa de Hazradj, la época de la introducción de nuevas acequias y de molinos, pero también de palabras “arabismos” que perduran hasta hoy en día como “alcagüetear” (cotillear), “almácera” (almazara), “carchofa” (alcachofa), “baldao” (cansado), “tamboriná” (batacazo) o “quicavero” (almez). Lo más llamativo sin embargo fue la construcción de una gran fortificación conocida como gal`a al-asraf o “Castillo de los Nobles”.
Es en los siglos X y XI cuando se habla de dos grandes distritos musulmanes en la zona: el Suhurb (Segorbe) y Sariqa o Shariqua – denominación que da origen al nombre actual de Jérica. Y no sólo al pueblo. Unos mil años más tarde también servirá como nombre para una casa rural. Nuestra casa rural.
Y mientras expertos discuten sobre la posible traducción de Sariqa o Shariqua, dudan entre “subida”, “cuesta” o “empresa”, nosotros preferimos quedarnos con una sugerente y poética traducción de un compatriota árabe que nos dijo que dependiendo de ortografía, acentos y pronunciación también podría significar: “Donde nace el sol”. ¿Qué mejor nombre para un lugar que quiere saludar a sus huéspedes con días felices, días de sol?
(Fuentes: “Jérica; Una historia germinada” de Francisco José Guerrero Carot y Josep Lluís Doménech Zornoza; “El Habla de Jérica” de Josep Lluís Doménech Zornoza)