Ya no hay excusas: Ni el desconocimiento de los lugares adecuados, ni la falta de orientación, ni el miedo ante el riesgo de equivocarse, ni, por supuesto, pereza: Para todos aquellos que quieren oír lo que nunca han podido preguntar sobre setas, aquellos que prefieren ir acompañados por expertos en la búsqueda de este manjar otoñal, aquellos a los que les gusta encontrarlas, pero no cocinarlas… para todos aquellos en el Alto Palancia se están preparando dos eventos fabulosos.
El 15 de octubre Viver celebra su I Exposición de Setas con salida a la montaña, catalogación de lo encontrado, exposición y conferencia (www.viver.es). Una semana más tarde, el 22 de octubre, le sigue Jérica con sus II Jornadas Micológicas organizadas por la Asociación Gastronómica Cantharellus. También salen al monte de la mano de sabios seteros, exponen lo recogido, preparan una degustación y cierran el evento con una charla de iniciación (www.somival.org).
Y después de esto, todas las montañas y todos los bosques del Alto Palancia os están esperando. Y en ellos los robellones y llanegas negras que prefieren bosque de pino con carrasca o alcornoque; las setas de chopo que se pegan al árbol que les ha dado su nombre, pero también a olmos, latoneros e higueras; las setas de cardo y paraguas en la Sierra de Espadán, El Toro y Pina de Montalgrao o los divinos rebozuelos que se esconden sobre todo en la Sierra de Espadán.
Recordad: De los 5.000 tipos conocidos de seta en Europa central tan sólo unas 150 son venenosas. Pero: Hay que estar seguro de lo que se come y no valen consejos como los del médico griego Pedanius Dioscurides (40-90 a.C.) que simplemente tachaba de venenosas todas las setas que crecían al lado de clavos oxidados, madrigueras de serpientes, “trapos podridos” y árboles con frutos tóxicos …