Barajamos varias opciones: Subir al Pico Espadán, volver a la Calderona, disfrutar de los alcornoques en Almedíjar o de las vistas en las montañas de Montanejos. Pero no pudimos resistirlo. Es otoño y este año aún no habíamos visitado el valle del río Palancia en Bejís. Así que volvimos a uno de nuestros paseos preferidos, bordeando el río Palancia y en esta ocasión siguiendo la ruta de las fuentes, cruzando campos de olivos, orientándonos por el curso de las acequias, pasando por casas de campo restauradas y ruinas luchando contra la gravedad, dejándonos encantar por las cascadas de los cloticos, cruzando el río poniendo en juego el equilibrio y trepando por las bonitas rocas de la orilla.
En apenas dos horas nos llenamos de colores, del aroma de las hojas recién mojadas por las últimas lluvias, del sonido del río y de esa luz tan especial de estas tardes de otoño. Y, ¿por qué no decirlo? También nos llenamos los bolsillos, porque con sólo mirar al suelo topamos con nueces, madroños… y hojas de todos los colores para secarlas y tener otoño para rato.
Y, ¿cómo no? También os hemos traído un recuerdo. Con los madroños vamos a hacer nuestro primer “Vinagre de madroños”. Si queréis acompañarnos en el experimento, la receta la tenéis en sharíqua presenta.